martes, 30 de noviembre de 2010

2º PREMIO CERVANTES - MARÍA GRANADOS

Hilario y el payaso misterioso


Hilario, detective privado cuyo despacho se encontraba en el número trece de Washington Street, Manhattan, resolvía muchos conflictos de su ciudad. Muchos de sus habitantes decían que era la reencarnación de Sherlock Holmes. Os preguntaréis cómo llegaría a la fama. Fue este su primer caso:
La policía local no se explicaba cómo había hipnotizado el ladrón a los guardias del palacio. Hilario, joven y robusto por aquella época, rubio de ojos azules como el límpido río de su ciudad, pensaba que el circo podía tener algo que ver. Fue a la biblioteca en busca de información sobre sus componentes aquella tarde, donde, gracias al ordenador pudo descubrir que no había ni mago ni adivina del futuro. Descifrando un código de acceso comprobó que el payaso… había tenido una madre adivina.
Esa noche, iluminado solamente por un rayo de luna, se acercó al parque. Alrededor se encontraban muchos edificios, uno de ellos, la vivienda del sospechoso. Abrió la puerta indicada con suavidad, no quería sorpresas por parte de Sergio, el nombre del payaso, y, adivinad cuánta fue su sorpresa al descubrir que, en un oscuro rincón, lloraba bajo la tapa del tesoro. Hilario, encañonándole, lo entregó a su jefe y, después de explicar lo sucedido y de unas preguntas al ladrón, el cuerpo de seguridad ordenó al detective abandonar la sala, no si antes agradecérselo profundamente. Sergio seguía llorando de arrepentimiento.
Al día siguiente los periódicos publicaban exclusivas sobre el misterio resuelto por Hilario. El alcalde en persona se lo agradeció con una medalla en su palco, delante de mucha gente. Desde ese día es conocido como: detective privado, Hilario. Y como todos los buenos detectives tiene “su frase”:
- Inteligencia se se escribe con “h”

2º PREMIO CERVANTES
AUTORA - MARÍA GRANADOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario