martes, 30 de noviembre de 2010

MENCIÓN CERVANTES - MARÍA SERRANO

LA FASCINANTE HISTORIA DEL REINO DEL ESTE


En la Edad Media hubo muchos reinos y esta historia trata sobre dos de ellos y como alguien, por muy pequeño que sea, puede ayudar a que las cosas cambien de rumbo hacia algo mejor.

Era tarde en el Reino del Este y Blenda, una chica de catorce años recién cumplidos, cabello oscuro y estatura media, estaba sentada en su cama, pensando en lo que había oído decir a los mayores. No hacían más que repetir que si la guerra no acababa pronto, todos los habitantes del reino tendrían problemas para defenderse de los soldados del Reino del Norte. La habitación en la que dormía Blenda era una pequeña alcoba con una estrecha ventana. No podía dormir así que bajó a la cocina y se tomó un vaso de leche con una pizca de miel. Después, fue al salón donde tenían una biblioteca y cogió un libro sobre los secretos de su reino. Lo abrió por la primera página y acarició las letras con suavidad, como si con el simple hecho de tocarlas pudieran desprenderse del papel. Pasó las páginas y leyó algo sobre un túnel secreto que conectaba los dos reinos que ahora estaban en guerra. Se levantó del sillón, y agarró un libro cualquiera de la estantería. Tiró de él imaginándose que sería divertido que en su casa hubiera pasadizos secretos. Y sorprendentemente, una puerta apareció junto a los libros. Casi se cayó del susto. Después de vacilar un poco, cogió la lámpara de aceite de su padre, un bufón que se ganaba la vida en las calles haciendo el payaso. Se adentró en el pasadizo y caminó durante mucho tiempo. Llegó hasta el final y vio que la puerta por la que se salía del túnel estaba cerrada. La empujó y se abrió. Lo primero que vieron sus ojos fue la luna en lo alto del cielo, y luego unos edificios y unas casas que pertenecían al Reino del Norte. De repente alguien le agarró por detrás. Blenda lo miró y vio que era un señor con una barba blanca cual nieve recién caída.
-Por fin has llegado, Blenda. Te estaba esperando-dijo el anciano.
-¿Quién es usted?-preguntó Blenda, alarmada, al comprobar que aquel anciano conocía su nombre.
-Aquí no, ven-arrastró a Blenda hasta un sitio parecido a un parque.
-¡Cuénteme quién es usted!-le espetó al anciano. Le daba miedo el Reino del Norte y la presencia del señor de la barba blanca lo aumentaba aún más.
-No te puedo decir quién soy, pero te diré el secreto para acabar con la guerra-
-¿Cuál?
-La fuerza más poderosa no es la que se consigue con soldados. Tampoco con armas y catapultas. Tú y yo estamos de acuerdo en que no debería haber guerras en las que la sangre fluyera por la tierra hasta dejarla roja. Te diré solo a ti el mayor poder para acabar con la guerra. Te estarás preguntando cuál es. No te haré esperar más: el mayor poder para acabar con esta sanguinaria lucha es el que se consigue hablando.

Al instante el anciano desapareció y Blenda entendió lo que quiso decir. Con gran valor, habló con los dos reyes y al cabo de muchas semanas de negociación, consiguió que la guerra llegase a su fin.

Años, muchos años más tarde, Blenda supo que el anciano señor era un ángel que le había ayudado a acabar con la guerra.

Esta historia no aparece escrita en ninguna otra parte: no la encontraréis ni en un ordenador, ni en un libro, ni en ningún otro sitio. Por eso he querido contárosla, para que todo el mundo sepa que hablando se consigue más que luchando.


MENCIÓN CERVANTES
AUTORA: MARÍA SERRANO

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